3. Sueño de la Divina Pastora 1831

Tuve un hermoso sueño: vi acercarse a una gran Señora que guiaba un numerosísimo rebaño, y dirigiéndose hacia mí y llamándome por mi nombre, me dijo: – “Mira Juanito, todo este rebaño te lo entrego a tus cuidados” Yo le dije: – “¿Y cómo me las arreglaré para cuidar de tantas ovejas y de tantos corderitos?” La Señora me respondió: – “No tengas miedo, yo estaré contigo”, y desapareció. Nota: Los primeros años de estudio los compañeros de Juan lo veían preocupado y serio. – ¿Qué te pasa Bosco que estás como muy preocupado?, le dijo un amigo llamado José Turco. – Mira es que deseo estudiar y llegar a ser sacerdote, pero no veo cómo lograrlo porque mi mamá es sumamente pobre y no tengo quién me ayude para entrar en el seminario. Ni siquiera tengo dinero para los libros. No sé cómo llegaré a lo que más deseo, que es ser sacerdote. Pero un día la familia Turco vio que el joven Bosco estaba alegrísimo, como quien ha recibido la más bella noticia. – ¿Qué pasa Juanito, que estás tan contento en este día? Le preguntó el Padre de la familia Turco. – Ah, es que he recibido una agradabilísima noticia. En un sueño la Santísima Virgen me prometió darme toda la ayuda necesaria para que yo logre llegar a ser sacerdote y educador. Y les contó su sueño, tal como lo acabamos de transcribir. En adelante nadie vio preocupado al joven Bosco. Aunque la pobreza lo acorralaba, aunque los desprecios lo herían y a veces parecía que todo le faltaba (la pobreza lo acompañó hasta la muerte) nunca nadie lo vio triste o preocupado. El recordaba la frase de Nuestra Señora en su segundo sueño: “Yo estaré a tu lado y te ayudaré”. Y se cumplió a la letra. Más de ochocientos milagros hizo en vida Don Bosco al rezar con fe a María Auxiliadora, y con su ayuda llevó a cabo obras portentosas con medios económicos y humanos que no representaban ninguna probabilidad de triunfo. El repetía siempre: “Si tenéis fe en María Auxiliadora veréis lo que son los milagros”.